lunes, 16 de noviembre de 2009

CONTRAPORTADA: Si algo puede salir mal, saldrá mal


Esta ley de Murphy puede resumir a la perfección nuestro viaje de R.Dominicana a El Salvador. Dejamos el hotel de Santo Domingo a las dos de la tarde para coger el vuelo a las 16:30, con escala en Panamá. A las 15.40 estaba previsto el embarque. Allí estábamos nosotras sentaditas en la puerta A6, después de habernos gastado los pesos que nos quedaban en chocolatinas y chicles. Pasaba el tiempo y aunque veíamos el avión colocado en el finger, por allí no aparecían ni el sonriente chico que nos facturó las maletas ni nadie de la compañía aérea Copa Airlines.

Pensamos en la posibilidad de entrar en el avión sin permiso, pero se nos hacía raro después de cinco días oyendo "permítame que le abra la puerta, señorita". A la hora prevista para el despegue apareció en la pantalla el odioso mensaje "retrasado" fijando la nueva hora para las 18.00. Entre los cuchicheos típicos de la gente oímos que el avión aún no había salido de Panamá por una avería. Preocupadas por si perderíamos el enlace con San Salvador, decidimos ir a comer un bocadillo y al segundo bocado, oímos a una señora decir que su vuelo había sido cancelado para el día siguiente porque un pájaro había averiado una de las turbinas . Y, casualidades de la vida, ese era también el nuestro; pero no hubo ningún mensaje por megafonía que lo comunicara oficialmente. Entonces la Dirección Xeral convocó al gabinete de crisis (compuesto por cinco gallegos) con paciencia y un gran sentido del humor. Milagrosamente (porque nadie nos acompañó) conseguimos recuperar el equipaje y fuimos trasladados en taxis hasta un hotel (nos temíamos algo así como Casa Florita) pero nos llevaron a uno próximo al aeropuerto. Durante el trayecto, uno de los taxis chocó contra una moto, resultando herido un niño. Ya en el hotel, la cola en la recepción era más larga que la del Inem. Tardamos casi dos horas en encontrarnos frente a frente con un muchacho que bien podría protagonizar el anuncio de "me estais estresando" por la tranquilidad con la que hacía su trabajo, para que al final nos ignorara. Al cabo de un rato, el señor Copa (como le apodó un compañero de viaje) nos dijo que no había habitaciones disponibles y teníamos que ir a otro hotel del centro. Como no habíamos tenido retraso suficiente, en el trayecto, uno de los pasajeros, encantado de haberse conocido (y de tener público retenido en una furgoneta sin posibilidad de escapatoria), se dedicó a ejercer de guía turístico diplomado en Cuspedriños de Arriba y obligó al chófer a dar un rodeo por la zona colonial mientras comentaba lo expléndida que era una plaza simplemente porque había unas cuantas personas espatarradas en los bancos...y cosas así.

Cuando por fin llegamos al nuevo hotel, nos dimos cuenta de que habían pasado seis horas y estábamos a tan sólo unos metros del lugar de partida. Después de cenar (y de esperar a que fueran al matadero a buscar el pollo) seguíamos sin saber el nuevo horario de vuelos . Así que nos fuimos a la habitación de la "señorita Copa" para averiguarlo. Aquello parecía el camarote de los hermanos Marx. No paraba de entrar gente y la chica por no acertar, no acertaba ni con el género de los pasajeros a pesar de que nombres como Pilar no sonaban muy masculinos que digamos. Total, que hasta las 23.30 no supimos que tendríamos que esperar hasta el día siguiente por la tarde para volar a El Salvador, perdiéndonos así una de las actividades más interesantes del viaje por su actualidad, visitar la zona cero de la catástrofe provocada por el huracán Ida.
Esperamos que el cupo de mala suerte se haya cubierto... Eso sí, debo reconocer que gracias a Jesús, Pilar y Manuel, esta ha sido la cancelación más divertida que hemos vivido.

3 comentarios:

  1. Toda una aventura, ¿eh? Al menos, os lo habéis tomado con humor y tenéis buenos compañeros de viaje, quedaros con ese detalle.
    Es una pena que nos quedemos sin la información sobre la zona cero de la catástrofe provocada por el huracán Ida, pero estoy segura de que sabréis dotar de contenidos tan interesantes esta nueva etapa del proyecto que no la echaremos de menos.
    Espero que hayáis cubierto ya el cupo de despropósitos y desde el otro lado del Atlántico os envío un beso muy grande a las dos.

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  2. Ahhhh.... yo también sé lo que es ver frustrado un proyecto porque surja un imprevisto. Vosotras tranquilas y mucho ánimo. Al final, todo va saliendo.

    Un besorro y cuidaros mucho. Estrella

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  3. Bravo Loreto, fenomenal exposición y síntesis de lo sucedido. Como sufridor aquella tarde me quedo solamente con que Copa Airlines me brindó la posibilidad de compartir aquellas horas con cuatro magníficas personas y además divertirme mucho a pesar de los pesares (ni te cuento como llegué a San José).

    Por cierto he podido leer la totalidad del contenido del diario y de verdad felicidades, habéis hecho un gran trabajo.

    Un abrazo muy fuerte
    Manuel

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