Fotografías: Chus Álvarez
Texto: Loreto Costa
Texto: Loreto Costa

CARGAMENTO DE SOLIDARIDAD
Realizadas las gestiones administrativas, los Comandos de Salvamento cargan los víveres en el aeropuerto de Ylopango, una base militar a la que, hace apenas unos meses no se les permitía el acceso. Principalmente llevan sacos de maíz y frijoles, huevos y agua potable.
A través de cualquiera de estas vías los comandos reparten la ayuda humanitaria a los damnificados por el desastre. Ni siquiera las aldeas que han quedado aisladas o incomunicadas están fuera de su alcance. En un helicóptero viajó la carga y en el otro nueve personas, sentadas en el suelo, sin arnés y con las puertas abiertas. Nunca había volado así y me sorprendió la estabilidad de esta aeronave. Apenas se notan los despegues y aterrizajes. Si no tienes vértigo, las vistas son impresionantes.
Cada vez que despegaba o aterrizaba un helicóptero de grandes dimensiones se levantaba una nube de arena y grabilla. Había que alejarse o protegerse detrás de un árbol para poder respirar bien y evitar laceraciones.
Los helicópteros se descargaban en cuestión de minutos. La cadena humana formada por los miembros de los Comandos de Salvamento y los propios beneficiarios de las ayudas transportaban los víveres y el agua a gran velocidad; pero también con mucho cuidado para evitar cualquier tipo de accidente con las aspas de la aeronave. Siempre hay que situarse en la parte delantera del helicóptero.
Esta imagen de las garrafas de agua almacenadas a la sombra recuerda el cauce de un río. Es, a la vez, algo simbólico y real ya que el agua embotellada suple las necesidades de esta comunidad, cuyo manantial fue sepultado y carece de río en la zona.

SONRISA
Por devolverle la sonrisa a niñas como esta vale la pena cualquier esfuerzo.
Salvando las distancias, estas imágenes me recuerdan a la marea de monos blancos que se generó en Galicia hace ya siete años con el Prestige. Que recuerdos tan agrios y estupendos a la vez. Galicia se unió!
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